Hace unos años tuve que ir un Centro de Salud en otra comunidad diferente a la mía y al tomarme los datos, se me formuló esta pregunta en el mostrador. Bien. Aparte de la risa que me entró delante de la administrativa -que lo que me quería saber era si yo figuraba como titular o beneficiario del Sistema Sanitario (su pregunta podía tener otras acepciones, jeje)-, me ha venido a la cabeza aquella anécdota al cuestionar si los profesionales y nuestras instituciones son proactivas o reactivas en la Atención Social, que es el objetivo de esta entrada.

Imagen tomada de www.jaminspira.com

 Y es que, en la vida, hay personas e instituciones que toman la iniciativa, y otras que, sencillamente, se dejan llevar por la corriente. Lamentablemente, estas últimas suelen ser las que más se quejan porque terminar creyendo que las situaciones no dependen de sus actos: de cajón.

Os pongo un ejemplo, pero habría muchos más: recientemente estamos, en Madrid (fruto del levantamiento de la suspensión que pesaba sobre el Grado 1 de la «Ley de Dependencia») recibiendo un aluvión de personas con una carta que la Comunidad ha remitido a todas las que tienen reconocido este grado: como ya es costumbre, mucha gente ya no sabe qué dice la carta -entre otras cosas por el vocabulario que se utiliza-, y acuden masivamente a los Centros de Servicios Sociales, donde nos encontramos los profesionales de referencia.

¿Y, qué se está haciendo? -en éste y otros casos-. Pues hay varias opciones, según seamos «activos o pasivos», je, como diría aquella administrativa:

1.- En algunos lugares toda esta demanda se está canalizando a citas individuales con el /la trabajador/a social correspondiente. En mi centro vamos a 40 personas por semana, luego esta opción nos hubiera llevado a dar citas para meses. Supongo que en el resto, lo mismo, o incluso peor, dado que el mío es de los pequeños.

2.- También se puede optar por no dar una información cualificada como si esta gestión (la consulta del PIA -prog. indiv. de atención-) fuese baladí,  a pesar de que en ella se opta por las diferentes prestaciones y hay que explicar plazos, requisitos, incompatibilidades, en ocasiones tiene que renunciar a alguna prestación, la posibilidad de solicitar la revisión de grado… y dejar que la persona, que ya ha sido maltratada por el Sistema durante años, siga sufriéndolo.

3.- Se puede optar por hacer grupos semanales donde se les informe sobre el proceso y se les ayude a cumplimentar la documentación con apoyo administrativo. Y de paso se ayuda a que la población entienda los procesos generales que les afectan en lo concreto.

Después, también se puede elegir entre mandar a la gente a los registros, o recoger la documentación en el propio centro.

Entonces: ¿proacción o reacción? ¿cuál es la mejor opción?. No tengo  ninguna duda. Sólo es un ejemplo pero es representativo. Sinceramente: creo que podemos tomar medidas y organizarnos para no continuar la espiral del maltrato institucional en el que, a veces, está inmersa la ciudadanía. Profesionalmente, supone adelantarnos a la demanda o esperar a ser sepultados por ella (y dar un muy mal servicio, claro): por favor, pensémoslo al menos y hagamos lo posible. Hay otros muchos ejemplos (apertura de plazos en escuelas infantiles, ayudas de vivienda «por sorpresa» justo antes de las elecciones, etc.).

Nota: por cierto, si alguien quiere la presentación (powerpoint) que ha hecho mi compañera María Menéndez 🙂 para el Distrito, que contacte por el formulario lateral. Compartamos ideas. Y si a alguien se le ocurre otra mejor…. ¡que lo comparta!.

Ánimo.

Nacho

Me viene a la cabeza lo de «Acción-reacción-repercusión» de Macaco. Os dejo con Moving.