Esta semana se aprobó y difundió la Estrategia Estatal para un nuevo modelo de cuidados en la comunidad, y he tenido la oportunidad de hacer una lectura rápida.
Sinceramente, ME GUSTA. Todo lo que sea hablar de cuidados (y cuidarnos), me parece que, SIEMPRE, suma. Especialmente ahora que desde la esfera pública la crispación aparece a la mínima y se cuela en cualquier comida familiar o chat de colegas. No digamos en las redes sociales, donde mi impresión es que se está dejando de volcar experiencias y debates de interés y se está convirtiendo en un lugar hostil, casi, insoportable. Desde aquí, no puedo más que invitar a cuidar-nos.
Pero, en torno a la estrategia, voy a hacer tres de reflexiones:
1.- Por mucho que nos guste, parte de la Administración General del Estado, donde la normativa y posición está alejada de los cuidados a pie de calle y es en lo local donde más se pueden trabajar estos aspectos. Por tanto, habrá que esperar a un aterrizaje siempre y lamentablemente lento hasta que permee y que debe llevar aparejado presupuesto y voluntad clara en todos los niveles del laberinto interadministrativo español.
2.- Los servicios sociales generales (o de atención social primaria) están bastante ausentes en esta estrategia. Particularmente, hay una tímida mención a la aprobación de la ansiada Ley de acceso a los Servicios Sociales, que muchos esperamos, pero con cierto escepticismo por el complejo entramado competencial que rodea a los Servicios Sociales en España y con la esperanza de que, al menos esta ley apuntale la modificación de la Ley de subvenciones que permita que ayudar a comer a una familia no siga el mismo procedimiento que una subvención millonaria.
3.- Nuevamente, esta estrategia VUELVE a insistir en que el enfoque de nuestra acción debe estar centrado en las personas y en su relación con la comunidad.
Respecto a lo primero, siempre que se menciona, suelo ver a alguien que tuerce el morro y dice por lo bajini un “eso ya lo hacemos de siempre” (o similar). Pero yo, discrepo: lo habremos intentado, pero NO: el sistema, actualmente, no tiene a las personas en el centro. Hay miles de ejemplos, pero creo que cada uno de nosotros, en nuestros adentros, lo sabe y lo experimenta en cuanto tiene que explicarle a una amistad o familiar su funcionamiento o cuando sufre de manera directa o indirecta “al sistema” (y hablo del acceso a tu historia, profesionales, prestaciones, interacción continuada /acompañamiento, etc.). Reconozcámoslo: nuestro sistema piensa más desde la rigidez buro-administrativa, procedimientos, e, incluso, sus profesionales, que en la ciudadanía. Está pensado para un “prójimo no próximo” pero nunca en uno/a mismo/a. Mientras tanto, no seremos capaces de liderar o hacer las transformaciones que son necesarias.
Por tanto, bienvenida sea esta estrategia, y cuantas normas y nuevos modelos insistan, de manera cabezona, en que pongamos, en el centro, a las personas y sus cuidados (y cuidarnos).
Ánimo
Nacho
A mi me dió la sensación al leer que sigue manteniendo el sistema de cuidados familiar (con la consiguiente desigualdad entre sexos) y la desprofesionalización de los cuidados al fomentar lo primero 🙁