Esta entrada la tenía en standby desde hace tiempo, y creo que ha llegado el momento.
Y es que, últimamente, con la sorpresa de la llegada del verano y de las vacaciones escolares surge la necesidad de cuantificar el número de familias en situación de necesidad que viven en el territorio. Ello es debido a que cada año se repite la misma situación de improvisación ante algo que sabe hasta Dora la exploradora (>VER post): confiemos en que, pronto, las medidas se planifiquen con antelación.
Sin embargo, mi objetivo hoy es describiros el calvario por el que puede llegar a pasar una familia con necesidad de apoyo intensivo de tipo socioeducativo, en varios ayuntamientos (de los grandes) que conozco y que termina añadiendo riesgo donde ya lo había:
Imaginemos una familia en la que la pareja decide separarse: pongámonos en un divorcio difícil en el que el niño en cuestión está sufriendo por la falta de acuerdos. Para ese tipo de familia, los ayuntamientos suelen disponer de un servicio de mediación (reciben varios nombres, como el de Centro de Apoyo a las familias), en el que tendrán ayuda desde un equipo multidisciplinar, llamémosle «Equipo 1».
Supongamos que al cabo del tiempo el menor está bajo la guarda de la madre. La madre ve que no se hace con él y precisa cierto apoyo para poner normas, hábitos y hacerse con su hijo: entonces, acudirá a sus Servicios Sociales, donde le brindarán la oportunidad de trabajar con un/a educador familiar, o con otro equipo ya que está en «riesgo ligero». Llamémosle «Equipo 2».
Vayamos más allá: supongamos que al cabo del tiempo, el menor, que ya tiene 15 años, falta mucho al instituto. Se le facilitará el apoyo desde programas de absentismo, siendo atendidos por el «Equipo 3».
Ricemos el rizo: imaginemos que esa madre ve que no puede más, las discusiones son continuas, parece que hay indicadores de alguna pelea mutua, y la madre manifiesta abiertamente que el menor (que ya tiene 16), es incontrolable y desea ceder la guarda temporal del mismo a la Comunidad Autónoma ya que también precisa un tiempo para un tratamiento médico y no tiene familia que pueda apoyar . Entonces, será atendido por el «Equipo 4» -ya que decimos que el riesgo es moderado ya-, mientras, probablemente, el menor, dado que ya es mayor de 16 -fin edad escolar- puede precisar de un apoyo más de tipo sociolaboral: será atendido por el «Equipo 5».
Sobra decir que si el niño tuviese que ingresar en una residencia o centro, cosa que intentamos evitar por todos los medios, sería atendido, por el «Equipo 6».
Por suerte, entre paso y paso, el profesional «0», es decir, el de referencia (en Madrid, el/la trabajador/a social), sigue siendo el mismo/a y asegura cierta coherencia dentro de ese papel de guarda de tráfico (>VER post) en el cual terminamos metidos/as.
SEIS EQUIPOS… Y eso que me he dejado varios recursos en el tintero. Por supuesto, sin tener en cuenta los cambios de personal dentro de los propios equipos, que suele ser directamente proporcional a las condiciones laborales. Y me pregunto ¿dónde está el maltrato?
En conclusión:
1.- El propio sistema ha fragmentado tanto los recursos para familias que éstas se ven obligadas a pasar (contando su vida) por decenas de profesionales. Entendiendo la necesidad de la especialización, discúlpenme, pero el cardiólogo es el mismo ante un soplo que ante un infarto de miocardio.
2.- En todo este baile por diferentes equipos, y por empresas -digámoslo- también hay un baile por centros. En ocasiones el «Equipo x», atiende varios municipios o distritos, así que, no es precisamente un recursos ni cercano ni accesible.
3.- ¿Cuántas familias se pierden por el camino, cansadas de «ir con la música a otra parte»? ¿cuánto esfuerzo profesional -y económico- se pierde? Este es un ejemplo de ineficiencia bastante grave. Especialmente si tenemos en cuenta que nos jugamos el futuro de unos chavales que tienen, valga la redundancia, todo el futuro por delante: para bien y para mal.
Voy con la propuesta: en mi opinión, sería necesario unificar recursos: los Centros de Servicios Sociales de Atención Social Primaria deberían disponer de un equipo multidisciplinar en la atención a familias capaz de acompañar a la familia en todo su recorrido, sea cual sea la catalogación del riesgo del menor, y eliminar tanto micro-recurso. Al menos, mientras vivan en el barrio. Recursos accesibles, cercanos, dotados y estables (a veces sucede que cada equipo pertenece a una empresa diferente, sueldos diferentes -pésimos mayormente-, etc..).
Si la apuesta es por la atención continuada (y eso no es nuevo), la Administración deberá meter en plantilla a las/los profesionales necesarios (en equipos multi), reconduciendo la actual dinámica de externalización masiva de servicios necesarios… eso, si no queremos multiplicar el riesgo de los menores en riesgo, es decir: produciendo RIESGO AL CUADRADO.
Ánimo
Nacho
Hoy os dejo con una de niños que me viene a la cabeza. We will rock you (Queen), pero en una versión que a mis hijos les encanta, con la que trabajaron algo tan sencillo como el agua. Os va a gustar.
Nacho, estoy tan de acuerdo con esta entrada y me parece tan importante, que creo que voy a comentarla con una entrada en mi blog. Dentro de unos días, con tu permiso.
Me ha encantado la tuya. Veo que coincidimos plenamente. Un abrazo y ánimo!