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En la Comunidad de Madrid, el trabajador social es, por ley, el profesional de referencia en los Servicios Sociales de Atención Social Primaria: con decir esto es suficiente para poder explicar a qué personas atendemos: a todas las que, en un área geográfica concreta, presentan algún tipo de malestar de índole social (aunque sobre ello hay ríos de tinta): es decir, no es preciso ser mayor, mujer o carecer de recursos económicos. Es como si el médico «de cabecera» -que tampoco se llama así, pero el concepto me gusta- atendiese por calles: en nuestro caso, atender de manera territorializada también refuerza esa figura de referencia (el mismo símil es el de ser «el médico del pueblo»).
La primera: LA RATIO.
Sin embargo, también es cierto que jugamos con una baza muy importante: el tiempo (longitudinalmente hablando): este es un GRAN valor en la administración pública. En mi caso, llevo casi 10 años llevando el mismo barrio: he visto a chavales convertirse en adultos, en padres y madres, personas mayores autónomas que sufren el deterioro con los años, enfermedades, e incluso fallecen, para después atender a las parejas o hijos que viven su ausencia, y acuden al centro y sigo ofreciendo la confianza que sólo la experiencia otorga.
La segunda: LA FRAGMENTACIÓN del Sistema:
Con el crecimiento del Sistema, y la llegada de la decisión de congelar el «Capítulo 1 (Personal)», han florecido multitud de empresas, microproyectos y chiringuitos, me atrevo a decir, con múltiples actividades, perfiles y fórmulas de acceso.
Tantas, que a veces acabas actuando como un agente de movilidad: «tú, para allá», «vosotras para más allá», y acabas recetando/derivando sin parar. Con deciros que he visto cuatro empresas diferentes, interviniendo sobre chavales o familias de perfiles parecidos…
Vamos, que lo que ha venido a pasar es, que «como con una ratio tan elevada, te es imposible hacerlo bien, por eso hay que contratar» (oí hace tiempo): ¡ pues eso, baja mi ratio y lo podré hacer yo! (especialmente cuando se trata de contratar atenciones que colegas como yo – sin otra formación- podríamos hacer). En fin…
También llegó la moda de crear servicios de acceso directo (sin «pasar» por Servicios Sociales), como los de atención a la mujer, atención a las familias, etc., que, en mi opinión, nunca debieron crearse al margen de nuestra estructura, porque eso ha generado más problemas, dificultades de coordinación y duplicidades que otra cosa, y con frecuencia, para hacer cosas parecidas: si se hubiese engrosado la atención social primaria, creo que se hubiese ahorrado, sinceramente, además de que se hubiera dado una atención más integral, y se hubiera ganado en la estabilidad que tanto valora la ciudadanía.
Eso sí, al final esas empresas y proyectos, presentan memorias con todo lujo de detalles, fuegos artificiales, marketing… y los Servicios Sociales quedamos invisibilizados ante tanta pirotecnia por mucha referencia que signifiquemos… «plantados» (como el poli de la foto), y… eso sí, dando órdenes «¡tú, para allá!» «¡vosotras para acá!».
Mi recomendación para una semana tan monárquicamente señalada… King George (Dover).
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Me llama la atención Nacho, cómo trabajando en realidades tan diferentes, tú en un barrio de la gran ciudad y yo en un pueblo pequeño del medio rural, sean tan parecidas nuestras percepciones sobre el Sistema. Coincido en casi todo lo que planteas. También a mí me parece un valor la experiencia mantenida en el tiempo sobre el mismo territorio y población. Creo que tiene muchas ventajas y permite analizar y tratar (tanto en las propias familias y casos, como a nivel global del territorio) muchos aspectos que de otra manera sería casi imposible. Y eso que reconozco que también tiene inconvenientes, aunque no suelo compartir los que postulan muchos de los detractores de esta permanencia. Por mi parte, después de 25 años en el mismo tajo tengo una visión trigeneracional -al menos- en muchos casos, lo cual me facilita el proceso de diagnóstico y la eficacia en la intervención. Por no hablar de la evolución histórica de muchos grupos, procesos asociativos e institucionales… Y paro ya, que no quiero ponerme en plan «abuelo Cebolleta». Como te comentaba cualquier día elaboraré una entrada sobre todo esto.
Otra percepción que comparto plenamente contigo es la de los «chiringuitos» de intervención psico-social y de atención al margen y paralelamente a la estructura del Sistema de Servicios Sociales. Un error de planificación y metodológico que ha dilapidado cantidad de recursos en una ineficiente atención a la población y consiguiendo como efecto perverso y como muy bien señalas la invisibilidad del Sistema Público. Es algo contra lo que lucho permanentemente en mi zona y con los programas que me toca gestionar.
Bueno Nacho, que me alegro de esta entrada y como también dices, tal vez en Barakaldo saquemos alguna idea que nos sirva sobre todo esto.
Un abrazo.