Tras abordar el tema de la brecha digital existente entre la población, me acercaré al comportamiento de las AAPP y los Servicios Sociales en particular.

En primer lugar, decir que escribir «Administración» seguido de «transformación» en la misma frase parece un oximorón, ya que, las AAPP llevan en su ADN una carga de lentitud enorme para ir  al ritmo de los cambios de la sociedad.

Imagen: https://www.mundodeportivo.com/urbantecno/windows/resolver-lentitud-windows

En esta lentitud, estamos, también, quienes trabajamos en ella, y es que hace poco leí una frase que me impactó: “el funcionario por definición es conservador pero no lo sabe”, aludiendo a que trabajamos con cierta independencia sea cual sea el partido gobernante (la frase se achacaba a un funcionario de mi Ayto) pero el caso es que, de manera general, tendemos a «conservar» lo que hay, siendo resistentes a los cambios. Coincido con ello.

 

En el fondo, la estabilidad y aquello que llamamos «burocracia», tiene grandes beneficios (la garantía, mayormente), pero, para lo que es adaptarse a los tiempos -a pleno galope con lo digital-, viene a ser un gran inconveniente.

En el día a día tenemos muchos ejemplos: una agencia de viajes que te manda todo por email para ser firmado con el dedo o un teleperitaje del coche en el taller, o las plataformas educativas de los colegios de nuestros hijos … cosas que aún son ciencia ficción en las AAPP, lamentablemente.

Y es que por algo se tardó 6 años que entrase plenamente en vigor la Ley de Procedimiento Administrativo (39/2015) – prorrogada varias veces-,  e incluso tuvo que venir el COVID19 para poner en evidencia que aún no cumplíamos la 11/2007 de acceso electrónico : si hubiéramos hecho los deberes antes… otro gallo nos hubiera cantado, como dice Victor Almonacid.

Y nos colocamos en el actual escenario de digitalización de las AAPP y la relación con «los administrados» , el cual, cojea:  estudios indican que

  • El 20% de la población necesita ayuda siempre o casi siempre para realizar trámites con la Administración,
  • El 25% de la población de baja inclusión digital no percibe ventajas en la transformación digital de las AAPP,
  • El 35% de esa población, INDICA QUE NO HA MEJORADO LA ATENCIÓN (pero el porcentaje sólo baja al 29% en caso de población de «alta inclusión digital).

Hablando en plata, la transformación digital, de momento, más que una autopista, se ha convertido para la población en un sendero angosto, y, para quienes sufren más la brecha digital, en un un camino repleto de baches.

Vamos, que, de momento, parece que la transformación digital está funcionando internamente  (agilidad en la gestión de expedientes, coordinaciones, eficiencia, etc.) para la consolidación de nuestros servicios, e, incluso, para beneficiar a quienes trabajamos en ella (que ahora podemos teletrabajar, o ahorrarnos desplazamientos), pero no parece haber impactado de manera notable en la ciudadanía, a quienes nos debemos, prueba de ello es que apenas se han abierto nuevos canales de interacción profesional-ciudadano.

Quienes estamos metidos en ello, sabemos que ese reto sigue pendiente y la ciudadanía nos urge a ello ¿seremos capaces de transformar la Administración, y, en concreto, nuestros Servicios Sociales? ¿estamos en ello?: en el siguiente post me adentraré en nuestro sector.

Ánimo

Nacho

ADMINISTRACIÓN Y TRANSFORMACIÓN (DIGITAL)
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