Buenas, hoy voy a tocar la vena sensible. Os voy a decir dónde creo que se encuentra el mayor enemigo de nuestra profesión: dentro de cada uno/a (aunque esto vale para cualquier profesional), y aun sabiendo que alguien me acusará de «ansiógeno», creo que el centro del problema se llama autojustificación, y me explicaré.
Me refiero a lo que surge tras vivir lo que en la psicología se llama «disonancia cognitiva«, o lo que es lo mismo: cuando nuestras acciones no son coherentes con nuestra forma de pensar. Entonces aparece la autojustificación: es una de las herramientas más poderosas como elemento protector para reducir el estrés, sí, pero también para paralizar el cambio, evitar iniciar un proceso de revisión, salir de la zona de confort, y claro, de mejorar, por supuesto.
Y una vez uno se autojustifica, pasa a ignorar cualquier opinión en contra, y después a agarrarse a cualquier clavo ardiendo para reforzar la postura tomada. Una pena, vaya.
Es como cuando uno pregunta a la gente por qué fuma si sabe que es perjudicial para la salud: no se suele reconocer que es una droga que produce dependencia: normalmente se buscan otras justificaciones posibles… y no voy a poner ejemplos: cada cual (yo el primero), que reflexione sobre todo aquello que cree que le ayudaría a mejorar como profesional y termina dejándolo siempre en la lista de «tareas pendientes»… (aunque un buen autojustificador nunca anotará esas tareas en ninguna parte, ya que el olvido es una excusa más).
Me pregunto ¿existe correlación entre el «índice de quejísmo» (que no es lo mismo que ser reivindicativo) y el «grado de uso de la autojustificación»? Seguramente. Y, por supuesto, reconozco que hay muchas dificultades que nos vienen «de fuera»: no vivo ni trabajo en ninguna burbuja, pero llevo tiempo escuchando discursos muy orientados a la queja vacía, y faltos de análisis, la verdad: demasiada autojustificación que no nos lleva a ninguna parte salvo al inmovilismo individual y colectivo.
Y, sin embargo, también hay multitud de ejemplos de lo contrario: un caso sencillo: justo ayer me escribí con un estudiante de TS de Ourense: están agrupándose para ir al Congreso de Estatal de T. Social ¿en Marbella? más de 1000 kilómetros de distancia… y supongo que tampoco andan muy sobrados de cash. Otro caso, y éste, para nota: Virginia Tovar, compañera trabajadora social, en el programa «La sexta columna» el viernes, no pudo evitar emocionarse al explicar lo que está pasando con la Ley de Dependencia (minuto 6) >>VER. Desde este blog, todo mi apoyo y reconocimiento.
Casos de GENTE QUE DEJA LA AUTOJUSTIFICACIÓN PARA OTROS.
¿Podremos vencer esta disonancia? (y esta pregunta la lanzo para cualquier persona humana: sea trabajador social o no).
Ánimo
Nacho
Mi recomendación musical para esta entada: de Bob Marley, interpretada por los artistas de Playing for change: Redemption Song. Dice en una estrofa (la letra no tiene pérdida) «Emancípate de tu esclavitud mental… nadie excepto nosotros mismos puede liberar nuestras mentes»
¿DÓNDE ESTÁ EL MAYOR ENEMIGO DE LA PROFESIÓN?
Graciasssss Nacho!!! Hay que repartir panfletos sobre el tema en las escuelas de trabajo social. Las nuevas generaciones vienen sin el «gen transformador». Y gran parte (tristemente) de las no tan «nuevas» siguen apoltronadas en el fantasmagórico estado de bienestar. Un abrazo desde las barricadas … quise decir, la Comunidad Valenciana 😉 Virginia Tovar
Coincido en que hace falta mucha más gente que de la cara. Casi me preocupa más que los que estamos «dentro», no lo hagamos, la verdad. un abrazo y ánimo! Nacho