- «No tenemos suficiente presupuesto para la necesidad que existe»: cierto, pero no es menos verdad que, si la ciudadanía no la solicita (porque no la conoce), jamás aumentarán esas partidas, ¿no?
- «Nos colapsaríamos ante la demanda». Cierto: de hecho, la retirada de las becas de comedor de la Comunidad de Madrid (foro Serv. Sociales), así como de las becas de material escolar, han desbordado la capacidad de gestión de estas ayudas en Servicios Sociales. Pero vuelvo a lo mismo: si la ciudadanía – a quien nos debemos por encima de nuestro propio colapso- no reclama, jamás aumentaremos en personal.
- «No tenemos criterios para indicar a quién sí y a quién no…» Eso sí que no: criterio SÍ tenemos. Quizá lo que nos falta es reglamentación de esas ayudas, y seguridad en nosotros/as como profesionales para decir «en tu caso, no», si llega la ocasión.
En mi distrito se organizan grupos informativos semanales >VER para las personas que hacen una demanda económica, y, además, se cita en grupos nuevamente a las personas solicitantes de RMI para informar nuevamente sobre ellas >VER. De hecho, hace 15 días vi por primera vez un salón de actos lleno de personas para informarse sobre ayudas económicas municipales: y, además, citadas desde el propio centro. Esta técnica pone la piel de gallina a más de un profesional e institución, pero en mi distrito no ha supuesto hasta la fecha ningún problema salvo el trabajo que conllevan. De hecho, estoy convencido de que el trabajo es mucho mayor si únicamente se gestionan » a demanda», por el goteo de los y las ciudadanas que, por otro lado, las solicitan cuando ya se encuentran en situaciones poco reversibles.
1.- Una escasa transparencia en la Administración (ver informe Colegio TS Madrid), que concede ayudas pero no da publicidad de ellas
2.- Cierta desatención a la ciudadanía (a la que se mantiene en la ignorancia) que puede provocar el agravamiento de situaciones críticas, y, por otro lado,
3.- Nos transforma, a los/las profesionales, en cómplices de la política presupuestaria de los municipios ( por lo tanto de los recortes si los hubiera) ya que, al final, sólo se informa a quien le correspondería, y en todo caso, mientras exista presupuesto (estas ayudas están sujetas a disponibilidad). Prueba de ello es que apenas se produzcan denegaciones (que deberían existir, ¿no? ¿o es que a mí se me concedería aunque no la necesitase?).
Curiosamente, donde cualquiera encontrará la información y solicitud es en internet, donde están las cartas de servicios y catálogos municipales: no cabe duda: el poder democratizador de la red es inmenso. Pero ¿en qué papel quedamos los profesionales y nuestras instituciones municipales que defendemos como las más cercanas a las necesidades de los y las vecinas?.
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Después de leer la entrada, creo que en nuestro servicio de atención primaria, estamos encallados justo en ese punto de «no tenemos criterios (claros y objetivos) para indicar a quién sí y a quién no…». Hemos intentado hacer tablas con perfiles y situaciones, pero la realidad siempre nos sorprende y siempre se sale de nuestras ingenuas tablillas. Así que a martillazos intentamos que los casos que vemos claros encajen, asi por los pelos, en una cuadrícula demasiada rígida para la realidad que atendemos. ¿Como se pueden sentar criterios que no den ganas de saltarse en cada nueva situación que aparece?
¿Alguna idea?
Muchas gracias!
Pues mira, uno de los problemas principales radicas en que se hacen criterios opacos, no se da publicidad a ellos. Debemos perder el miedo a «perder el control» sobre las prestaciones y entrar en una dinámica colectiva-grupal, que permita margen y le devolución de los impactos de las acciones en los equipos. Sólo así podremos avanzar: hasta entonces, seguiremos con tablillas, como dices. Mucha gracias por participar.