Supongo que recordaréis Matrix, una película de ficción en la que Sión era la última ciudad humana del planeta Tierra, je je: ayer me acordé de ella. Os contaré el motivo.
Llevo desde hace un mes mascando una entrada del colega Pedro, que titulaba «Crisis sin medida», que comenzaba con un triste «en todos mis años de ejercicio profesional no he presenciado una crisis tan importante como la que creo que estamos atravesando en los Servicios Sociales y en el Trabajo Social». Uff. «me has dejado tocado», le contesté. Y así sigo.
No habiendo acabando de mascar tan dura entrada, me encuentro con una jornada la semana que viene, con el lema «La crisis del modelo de Servicios Sociales: Imaginando otros futuros posibles» que organiza el Foro Servicios Sociales, a la cual pretendo acudir. «Menos mal que al título le acompaña un aliento de esperanza con la segunda frase», me dije al leerlo. No obstante, al releerlo volví a desilusionarme: imaginar es un verbo poco esperanzador para alguien tan pragmático como yo.
El panorama parece desolador. No obstante, entiendo estos mensajes no como una solución final, sino como una advertencia del riesgo que corremos: acabar gestionando la beneficencia. Hasta ahí, sí comparto el diagnóstico de Pedro y los colegas. Aún así, tengo cierto temor de que estemos ante lo que denominamos profecía autocumplida, o cuando una creencia acaba haciéndose realidad a costa de instalarse en el imaginario y en la narrativa colectiva y, por tanto, estemos cavando nuestra propia fosa.
Os pongo un ejemplo: ayer tuvimos una jornada técnica de mi distrito (Puente de Vallecas -Madrid-) sobre Intervención Social Grupal (participamos trabajadores/as y educadores/as sociales). Una jornada sencilla para compartir experiencias entre los cuatro centros desde los que se realiza la atención social en un territorio de casi un cuarto de millón de habitantes (como Granada). Tras ella, algunas ideas:
1.- Hemos consolidado la atención grupal a un nivel muy potente: prueba de ello es que el 100% de los y las trabajadoras sociales desarrollan atención grupal de manera sistematizada, ya sea en grupos de seguimiento (de RMI o SAD), informativos, de voluntariado, de reflexión, etc. Y los resultados son muy positivos.
2.- Por otro lado, hemos puesto en marcha la atención por email para todos los usuarios de Servicios Sociales del Distrito: uno de los más «socialmente» densos de la capital. Y cada vez se hacen más visitas a domicilio, en parte, gracias a las tablet que tenemos.
3.- Incluso hay compañeras pidiendo a gritos que se impulse más la dimensión comunitaria, generando un buen debate del que me ocuparé en otro momento.
Cuando yo llegué en 2003, en mi centro éramos 6 trabajadores sociales en atención directa: hoy son 9. Sí, también ha aumentado la demanda y las necesidades, de eso no me cabe duda, a la vez que han empeorado las prestaciones más importantes: la RMI y el SAD. Tampoco tengo duda. Y podéis llamarme iluso, pero sigo pensando que, quizá, algo podemos hacer los profesionales de los Servicios Sociales y nuestras instituciones (formadas por profesionales en su mayoría) antes de sucumbir al desánimo.
Conclusión: una de dos: o trabajo en algo parecido al Sión de la película de Matrix -versión Servicios Sociales- y #Miniyo es Keanu Reeves, o no es para tanto y tenemos que pensar más en aprovechar las oportunidades existentes y menos en los riesgos que corremos. Lo que se hace en mi Distrito, es perfectamente replicable a otros lugares.
Lo voy a dejar aquí, pero continuaré la semana que viene, aunque os adelanto: más que de crisis, creo que podríamos hablar de obsolescencia, pero, en todo caso, algo podremos hacer, digo yo.
Nacho
Hoy me despido con una de Fito y los fitipaldis: Siempre estoy soñando. Dice algo como: «Sé que no puedo dormir… porque siempre estoy soñando».
Excelente artículo, me encanta lo que escribes y te quiero decir «Adelante no desanimes». Los que trabajamos en servicio social asi nos toca, pero debemos utilizar los recursos internos nuestros para apoyar y salir adelante con las personas que nos necesitan. poco a poco se puede lograr mucho
Muchas gracias, Evelia. No, de momento tengo carrete para rato!, je. Especialmente gracias a muchas gente como tú, que anima y que sé que se está dejando el pellejo todos los días (yo además, tengo la cara de escribirlo). Un abrazote y Gracias por comentar
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