Al igual que los Centros de Salud también lo hacen, y de esa forma resuelven un número enorme de visitas al hospital, en nuestro caso eso no es visible (o no se visibiliza, que no es lo mismo): tampoco disponemos de ambulancias, sirenas, corte de calles, ni de margen de maniobra en muchos casos…
2.- Normalmente disponen de reservas de plazas en dispositivos residenciales,
3.- Tienen un alto margen de maniobra en cuanto a lo económico,
4.- Disponen de una visibilidad alta, uniformes, unidades móviles, etc.
5.- Están privatizados en un porcentaje altísimo, si bien los mandos suelen pertenecer a la administración,
7.- Prestan atención en un corto tiempo, devolviendo el seguimiento a atención primaria (los de zona), como hacen los hospitales cuando escriben «seguimiento por su MAP – médico de at primaria)».
8.- También son los que intervienen en casos de emergencias sociales (colectivas).
Por supuesto, con esta entrada no quiero en absoluto menospreciar su labor, que, entre otras cosas, tiene grandes profesionales, sino pretende ser más bien un toque de atención a quienes tienen/tenemos responsabilidad en los Servicios Sociales de Atención Social Primaria, porque deberíamos aprender de las cosas buenas que éstos tienen (y evitar las malas, claro). De igual forma, es necesario aumentar los recursos (especialmente los de gestión inmediata).
Otra escenificación: de vez en cuando (sólo de vez en cuando, aunque no lo parezca), tenemos que echar mano de los servicios de urgencias, y entonces, se da cierta «pelea» entre atención primaria y urgencias, que suele reflejarse en dos momentos claves:
- El de derivación de la persona/famillia: uhmmm… ¿me cogerán » el caso»? ¿será «perfil»?… y por el otro lado, supongo que sobrevuela la pregunta… ¿me querrán colar otro caso?
- Y el de seguimiento (una vez «aceptado»)… queda la llamada desde urgencias… «¿tienes ya la solución para el caso?»… «porque nosotros ya sabes, somos de urgencias, no podemos mantenerlo en el tiempo»… desde nuestro lado solemos pensar «¡no hago milagros! ¡danos una semana más!» y , supongo, que desde el otro un cierto temor a que nos relajemos y «les dejemos con el marrón».
En definitiva, de una forma muy gráfica, y poco respetuosa, vengo a señalar que, al margen de las peleas entre o intra institucionales, hablamos de personas y familias: no de casos, ni de «marrones». A veces se nos olvida y aplicamos el principio de «no es mi competencia, no es mi problema», enzarzándonos en la disputa sobre quién se va a ocupar del tema, en lugar de abordar el futuro que le aguarda a la persona en concreto de manera corresponsable.
En esos casos es cuando te das cuenta de que sí: «todos somos Servicios Sociales»… pero «no todos somos iguales». Y en primaria no hay caso «que no sea nuestro». No abundaré en ese tira-afloja, porque también hay muchas – las más- experiencias de éxito, en el que ambos servicios conseguimos salvar, estabilizar y recuperar una situación – siempre, con mucho esfuerzo por parte de la persona-.
Me gustaría que, sin restarle importancia a estos servicios, se pensase que «la infantería», en nuestro caso, la atención primaria, necesita más recursos (especialmente de gestión agil), más personal, más visibilidad y más reconocimiento.
Os dejo con todo un clásico. Eagles: New kid in town. Me ha venido a la cabeza, es de un chico que aparece en el pueblo y se lleva a la chica de los autóctonos, jeje.
Como siempre, Nacho, tocas un tema bien interesante. Yo también tengo mi particular lucha con esto de los chiringuitos y los paracaidistas, de los que son tan amigos muchos políticos y algunos técnicos. Hoy más que nunca es imprescindible el refuerzo de las estructuras básicas y un adecuado desarrollo en sus medios, recursos y competencias. Pero no parece que vayan los vientos a favor de esto… Saludos «desde la Infantería del Medio Rural».
Sí, eso parece. Saludos desde la infantería (y eso que fuí objetor), jeje.