Con este título resumo, a mi juicio, uno de los mayores retos en cuanto al modelo de atención que seguimos en los Servicios Sociales.

Y es que, con el crecimiento exponencial de las prestaciones que se vivió desde los 80 (algunas con presupuestos irrisorios) y la presión para la resolución de las demandas en mucho casos autogeneradas por el propio Sistema (con casi infinitos listados de microprestaciones), al final nos ha hecho confundir el «objeto de la atención social», que es la persona, y los recursos para su apoyo -las prestaciones-, sin discriminar cómo tratar ambas de manera diferenciada. Y así llevamos mucho tiempo, aumentando el número de prestaciones y la complejidad de los procesos y tramitaciones, en algo así como una caída libre.

Se puede decir que finalmente hemos creado un sistema en el que parece que la atención social a las personas y familias está supeditada a la gestión de las prestaciones. Y es algo que me aterra.

A continuación, algunas pruebas de ello en la práctica diaria:

  • Abandono progresivo de la visita a domicilio como herramienta (en la visita no se tramita),
  • Atención grupal más que escasa (donde se puede trabajar mejor sobre la prestación -véase seguimiento de RMI o SAD- y sobre la persona -potencialidades y refuerzos- dependiendo del tipo de grupo y objetivo)
  • Resistencias a la atención telemática, prefiriendo mantener la cita presencial como método para regular la atención social, a pesar de la eficiencia que representan las TIC para el seguimiento de prestaciones.
  • Esperas sangrantes, tanto para la atención (atención de zona o seguimiento) como para recibir las prestaciones.
  • Confusión  e infravaloración pública sobre nuestro papel como profesionales, que nos ven, en ocasiones, como una especie de cajero automático,
  • Baja autoestima en la profesión: una profesión capaz de conseguir grandes avances sociales a la par que sobrada en inseguridades frente a otras profesiones. Y es que al final, el mensaje cala, y el/la profesional termina asumiendo el papel de terminal bancaria.
cajero

¿cajero o trabajador/a social?

Sin embargo, no soy amigo de discursos demoledores sin proponer cambios, especialmente porque creo que estamos ante vientos de cambio y en muchos Servicios Sociales – mi Ayuntamiento entre ellos- se está replanteando el Modelo de Atención Social, así que me mojaré, pero en la siguiente entrada, porque necesito espacio.

Os dejo hoy con la reflexión para generar propuestas posibles y si queréis, entrar al debate. Pero os adelanto que una de las clave, en mi opinión, es separar los procesos de atención a las personas de las prestaciones a las que tuvieran acceso en la medida de lo posible.

Por supuesto, las soluciones mágicas no existen -no hay atajo sin trabajo, como se suele decir-, pero sí la planificación estratégica (algo desgraciadamente inusual) y el potencial que tenemos es inmenso.

En ello es fundamental que los y las profesionales nos resistamos a seguir en esa caída libre y busquemos el encuentro con la persona, así como los momentos y técnicas adecuadas para gestionar las prestaciones -por supuesto- de manera ágil y sencilla.

Tenemos mucho camino hecho, pero mucho por hacer. De ello estoy seguro. Seguiré la semana que viene.

Ánimo.

Nacho

Hoy os dejo algo grande.  Antonio Machado. Cantares. (Serrat & Sabina)

LA CLAVE: ¿PERSONAS o PRESTACIONES?

2 thoughts on “LA CLAVE: ¿PERSONAS o PRESTACIONES?

  • 20/10/2015 a las 15:05
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    Hola Nacho, el eterno dilema: «gestión-intervención», yo creo que la gestión forma parte de la intervención, «intervenir, intervenimos desde el minuto cero» . otro tema a discutir es si los servicios sociales tienen como finalidad «la cobertura de las necesidades básicas de los ciudadanos «, pienso que ese no es nuestro cometido y hasta ahora hemos sido los encargados de gestionar unas prestaciones económicas que nuncan han sido de derecho, que han llegado tarde y mal y que cubrían bastante poco y además con unas condiciones que muchas veces daba hasta vergüerza explicarlas, eso es lo que ha hecho que el usuario/a nos vea como dispensadores de recursos y además piensan «que somos arbitrarios gestionando esas ayudas, que llegamos tarde y muchas veces mal».

    Para mí el gran problema que tenemos en la atención social es la ratio de habitantes por trabajador/a social, y la definición del modelo de atención, en atención primaria se debería de apostar por el «modelo comunitario» el énfoque comunitario está relacionado con la atención y permanencia de las personas en su domicilio, de mejora del contexto en el que viven… La ratio actual de población por Trabajador/a Social de UTS sólo está permitiendo, en la mayoría de las situaciones, realizar una atención orientada a la prestación o servicio que solicita el usuario/a, sitúando el grueso del trabajo en la urgencia y en la demanda no estructurada, estas actuaciones están ocupando la mayor parte de las intervenciones sociales, creo que con una ratio adecuada y con una definición del modelo de atención a lo mejor podríamos reflexionar sobre otros temas. Con las ratios actuales y sin definir el modelo de atención seguiremos eternamente hablando de lo mismo, el problema es que somos pocos para todo lo que hay que hacer
    Un saludo. Cheli

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    • 20/10/2015 a las 15:42
      Enlace permanente

      Estoy contigo, pero también es cierto que el Modelo de Atención no es totalmente inflexible en lo metodológico. Mira, en Madrid somos 3 distritos muy similares, el modelo oficial es el mismo, pero en cada uno se ha organizado la atención de manera más diferenciada (entre prestación y persona): los avances son muchísimos. Sin embargo, a nivel general no se asumen los procesos grupales y comunitarios de manera general. La ratio es fundamental, pero no es lo único: lo organizativo también importa y mucho, ¿no crees? . Un abrazo

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