Como yo anuncié en mi anterior post >VER sobre las conversaciones playeras mantenidas sobre los Servicios Sociales, y, a pesar de que ya traté el tema anteriormente >VER»una de gitanos», en esta entrada no voy a tener más remedio que cumplir mi promesa y relataros una conversación que aún atormenta mi mente.
Os pongo en situación: Agosto. Diez adultos (aprox) en bañador junto a una piscina, todos/as sentados/as en nuestras sillas playeras. Una mujer comienza a hablar de que ella vivía en Vallecas de pequeña. Oye, es nombrar Vallecas, y ya salen los clásicos: drogas, robos y cómo no: gitanos, como si fuesen cosas unidas.
Al pronto, la más lanzada, dice «ya me gustaría a mí encontrarme con las asistentes sociales para contarles cuatro cosas sobre las ayudas que les dan a los gitanos».
Mi mujer se sonríe: llevamos mucho juntos, así que no me cuesta imaginarme lo que está pensando «pobre infeliz, no conoce el jardín en el que se está metiendo» y me mira de soslayo. Jeje, yo respiro, cuento hasta 3 y le digo:
-«Pues empieza, que estás ante uno de los convencidos»
Entonces, ella comienza a largar un cúmulo de inconsistencias, que os paso a relatar:
La de que pagamos a los gitanos para que lleven al cole a sus hijos, sobre la que ya hablé. A todo esto, claro, manejaba unas cantidades, que, vamos, ¡como si esto fuese Suiza!.
Acto seguido, empieza a despotricar sobre todos los subsidios que reciben (ella está desempleada y cobra prestación), según ella «todos los gitanos cobran el paro». A lo cual tuve que desgranar la diferencia entre prestación y subsidio, así como los tipos de subsidios, y, claro, que «si encontraba la palabra gitano en la web del SEPE, le pagaba unas cañas». Ya la veía yo que sacaba el iphone… pero otra la increpó «mujer, si tenemos un experto».
– ¿Y las casas que les dais?
Bueno, ya veo que tenía toda la artillería preparada… y yo intentando razonarle que viviendo en una chabola no vamos a llegar a ningún sitio, descubro que su familia fue de esas de los años de la emigración interior en la que «les cambiaron su casita baja por un piso del IVIMA«, y añadió «pero porque era lo justo, un cambio, ellos SI se la ganaron». ¡Toma ya! se la cambiaron pero no tenían título de propiedad de esa casita, ¿verdad? Pues eso, es, con diferencias, lo que llamamos realojo ahora ¿no?.
En este tema, topé con dique seco: la idea de que tus padres sean como esos gitanos a los que regalamos casas de manera desenfrenada… imposible. No obstante, cuando le expliqué el sistema de adjudicación de viviendas del cupo de especial necesidad… se le cayeron un poco los argumentos, porque la vecina continuaba indicándole que yo tenía conocimientos técnicos.. no obstante, prosiguió:
-¡Tu no tienes ni idea, yo vivo con ellos!
Indagando, parece que la mujer y su familia habían vivido hasta hace unos 20 años en Vallecas, y desde entonces vivían en el que hasta hace poco ha sido el barrio más acomodado del distrito de al lado… que no es lo mismo… y sí, yo sólo he vivido en Vallecas 3 años, y trabajo desde hace 15… vamos, que tampoco soy un recién llegado… pero, entonces, acorralada, surge la última y más grotesca escena, que es la que no se me va de la cabeza:
Imaginadlo lleno de monedas |
– ¡En Vallecas hasta se ha visto un gitano con un carrito del supermercado lleno de monedas!
Si en ese momento me cortan un brazo y os juro que no me sale ni una gota de sangre. Me vino a la cabeza aquel rumor que circuló hace años sobre una adolescente pillada (sexualmente hablando) en directo en el programa «sorpresa sorpresa» cuando en teoría, iba a entrar en escena Ricky Martin >VER… y todo era falso. Millones de españoles afirmaron haberlo visto, e incluso llegó a los juzgados… podéis ver la noticia aquí. Vamos, aquello de que una mentira contada mil veces termina siendo verdad, que dijo Goebbels, ministro de propaganda nazi.
– ¡Justo, a esos, a los que vienen a verme con el carrito de monedas, les regalo un piso y les pago para que lleven a sus hijos al colegio! -risas de todos/as- oye, el tipo ese que llevaba bolsas de billetes a Andorra no es gitano ¿a que no?
– No me malentiendas, yo no soy racista.
Llegados a este punto, pude comprender que cada uno ya se había retratado lo suficiente. Y hacía bastante calor, así que preferí darme un baño e irme a comer. El verano que viene volveré al tema. Fijo.
Días después, leyendo en el periódico sobre el conflicto racial en Ferguson (EEUU) >>VER, leo: «El respeto a lo políticamente correcto ha logrado expulsar de la esfera pública expresiones denigratorias; ser racista está mal visto». ¿Y aquí? ¿cuándo pararemos de decir y repetir memeces con carga racista ( a pesar de que nadie reconozca abiertamente ser racista )?.
Os animo a seguir desmontando este tipo de rumores estúpidos, a luchar contra el racismo y la discriminación, y a visibilizar lo que hacemos.
Nacho
No puedo acabar esta entrada sin aconsejar El muerto vivo, de Peret. GRANDE
OTRA DE GITANOS
Yo estoy hiperconvencida de que hay gente que supone que cuando terminanos la carrera nos dan un saco donde metemos a los «niños malos» y sacamos dinero y pisos como si presentáramos el 1,2,3…
Es más, los gitanos dicen que las ayudas se las damos a los inmigrantes y los inmigrantes dicen que se las damos a los gitanos: yo en la siguiente vida quiero ser gitana inmigrante y vivir por la patilla…
Vivir para ver. Aplausazo por el post.
Yo antes también entraba al trapo. Hace tiempo que procuro abstenerme. No podemos luchar contra la expresión de estas emociones irracionales, pues tenemos que utilizar argumentos complejos y datos que nuestros interlocutores no pueden ni siquiera escuchar. Es ineficaz y en la casi totalidad de las ocasiones, sólo salen con sus posturas reforzadas si cabe. Y tú te quedas aún más amargado. Como me decía un gitano: «todo el mundo dice que no es racista hasta que se le da la oportunidad de demostrar lo contrario», mientras se quejaba de las ayudas sociales y puestos de trabajo que los entonces recién llegados inmigrantes estaban, según él, acaparando. Saludos.
Yo me resisto. Creo que tenemos que saber contestar en un tono y con comparaciones fáciles que cualquiera pueda entender. Yo no creo que en este caso se modifique su forma de pensar, pero pienso que la alegría con la que se dijeron las cosas delante de cualquiera, quizá si. El verano que viene lo sabré, jeje. Un abrazo y gracias por comentar, Pedro.
Como siempre, una gran entrada y muy acertada
Gracias!. Es increíble la facilidad con la que se dicen las cosas, perpetuando las injusticias… muchas gracias por estar ahí, Rosa.
Ole, ole y ole! Para mear y no echar gota.
Pues sí. Flipante: aún no me he repuesto… gracias por comentar!