Esta expresión se refiere a cuando algo cuesta poco en comparación con el coste que conlleva conseguirlo o mantenerlo (con perdón de los animales, los dichos populares a veces son un poco ofensivos) y resume una de las técnicas actuales por las que los Servicios Sociales acabamos sepultados entre papeles en un frenesí de ineficacias concatenadas. 
Os voy a poner un ejemplo que comprenderéis fácilmente, por pasos: 
PASO 1.- Eliminación de las becas de comedor sustituyéndolas por unos precios reducidos según tramos de renta, y sin tener en cuenta que hay familias con varios hijos, con lo que los precios reducidos, en ocasiones, son impagables para quien tiene 3 o 4 hijos y una escasa renta.

Luego está el precio de cada comedor, porque las tarifas oscilan entre los 100 y los 150€ por lo que he podido ver en algunos concertados: por supuesto, a quien le toque el de 150… mala suerte: porque comer, no creo que coman mucho mejor (que alguien ponga orden en esta vergüenza, por favor).

¡Ah! y siempre está quien sale con lo de que los hijos desempleados no tienen necesidad de ir al comedor, je:  pensamiento de ricos, que diría mi cuñado: si un padre ve que no puede alimentar bien a su hijo y que en el cole sí lo harán ¿no va a querer? ¡Anda ya!

PASO 2.- NO comunicar a los colegios la lista de beneficiarios de esos precios reducidos de comedor hasta diciembre (aunque lo solicitaron en septiembre). Y claro, los niños y niñas de nuestra comunidad, que comen todos los días (mira que…) van y tienen unos padres que acuden a los Servicios Sociales a solicitar ayudas económicas.

Aquí ya os descubro la gracia  (que de gracia no tiene ninguna) de la cosa: los colegios, que no pueden dar de comer gratis a un número importante de niños/as dependiendo del colegio y barrio, terminan viéndoselas y deseándoselas para que los Servicios Sociales cubramos, al menos, los costes hasta que se conozca esa resolución de beneficiarios (y después, también). Es más, hasta que salió la resolución, ¡los colegios no sabían ni cuánto pedir a las familias!: surrealista.

PASO 3.- Los Servicios Sociales de los municipios acabamos tramitando ayudas económicas, para problemas estructurales, de manera individual (ante la retirada de las becas autonómicas). Entre otros problemas, porque las ayudas económicas son individuales/familiares y no pueden darse por colegio, imaginemos, a los 20 niños que viven ese drama… terminamos haciendo una infinidad de microayudas económicas. 
PASO 4.- Infinidad de ayudas económicas + gestión de miles de expedientes = CAOS . Pensad que es necesaria la firma de, al menos, 5 personas de estamentos y departamentos diferentes (SSociales, Serv. Económicos, intervención, Concejalía…) dado el carácter de este tipo de ayudas: os podéis imaginar el resultado: lamentable.  Además, estas ayudas habrá que hacerlas, para cada familia, al menos dos veces al año: en enero y septiembre (porque puede cambiar de cole, de tarifa según el criterio de cada año respecto a precios…).  Ayudas que, en ocasiones, no ascienden ni a la friolera de 50€ mensuales cuando complementan al precio reducido marcado.

A todo esto, por si no habéis caído en la cuenta, el dinero, de la Comunidad Autónoma, del Ayuntamiento, y de los salarios de todo el personal inmerso en esta vorágine, adivinad de dónde sale… ¡de nuestros impuestos! (y de los que, también, pagan esos/as desempleados/as cada vez que compran el pan, leche, o pañales).

Si habéis llegado hasta aquí, ya sabéis el porqué del título: ¿qué vale más, el collar, o el perro?: pues, el collar, como podréis comprender: los costes de la gestión de ese expediente, probablemente, superan al de la cuantía a traspasar, porque el tiempo de los profesionales, cuesta, y resulta, que entre Colegio, el Municipio, y la gestión del propio precio reducido quizá pringamos más de diez: y por 50 euros, que, por supuesto, la familia necesita, pero que obtenerlos, puede que cueste el doble.
    Eso, si la familia no decide que mejor llevarle a casa y darle al chaval macarrones todos los días, porque eso es más barato, por supuesto, pero… ¿mejor? lo dudo. El caso es que no soy el único que dice que hay malnutrición: UNICEF también.
Quiero acabar con las 3 ideas centrales de este post:

1.- Si bien es cierto que debemos encontrar fórmulas para gestionar de manera grupal lo que no es individual y establecer mecanismos de coordinación con los Colegios (mi distrito, en eso, es una joya), no es de recibo que, políticas de esta índole, nos sepultan en un mar de papeles y procesos burocráticos, en una patada a la eficiencia como pocas nos han dado desde que trabajo en los Servicios Sociales.

2.- Es necesario recuperar el concepto de planificación. Esta medida no es compatible con un plan de trabajo lógico (y menos cuando hablamos de inclusión social): duplicidades, complementariedades absurdas, paseos, peticiones de documentación…

3.- Lo más grave: estas políticas han supuesto la eliminación de derechos de los niños y niñas: antes, las familias firmaban en su colegio una simple solicitud. Ahora, tienen que venir a Servicios Sociales, donde, si no les conocemos, tendremos que hacer el correspondiente estudio (sin él, no puede hacerse un Informe Social), tramitación…  y depender de presupuesto, claro: es necesario reivindicar la vuelta al sistema anterior, de becas escolares, gestionadas de manera normalizada, desde los colegios. Otro día me centraré en las becas de libros, que también desaparecieron…

Para tenerlo en cuenta, oigan. 

Nacho

Hoy os dejo con una bonita. Porque los niños, digo yo, tienen derecho, todos y todas, a alimentarse dignamente, Macaco: Hijos de un mismo Dios.

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CUANDO CUESTA MÁS EL COLLAR QUE EL PERRO

2 thoughts on “CUANDO CUESTA MÁS EL COLLAR QUE EL PERRO

  • 14/04/2015 a las 06:22
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    Buenos días Nacho, en los últimos años éstos señores y señoras… nos están haciendo hacer «tantos, tantos collares…», primero desmontan, quitan todas las prestaciones más o menos de derecho, luego se inventan «ayudicas» que en la mayoría de los casos no cubren ni el «pan para hoy», nuestros usuarios/as siguen comiendo macarrones con tomate que es más barato que el aceite y nosotros seguimos enterrados en la montaña de papeles y además sabiendo que esos papeles van a solucionar bastante poco. Un abrazo y vamos a seguir en el tajo que es martes y como dice un compañero «la queja tapona la producción». Cheli

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    • 21/04/2015 a las 09:15
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      Pues sí. Una pena, es una pérdida por todos los lados. TEngo que decir que me preocupa mucho cómo estamos asumiendo este asunto los profesionales, pero eso es para un debate más largo…. Gracias por comentar.

      Responder

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