Locus de control es un término usado en la psicología que viene a señalar el lugar donde la persona percibe que está la causa de los problemas que sufre en su vida cotidiana. Este rasgo es determinante a la hora de medir el potencial de mejora que una persona posee, si bien se fundamenta en elementos subjetivos y creencias sobre uno mismo/a (ojo).
Aunque no todo es blanco o negro, podríamos hablar ( de manera extrema) del LCI (interno) y del LCE (externo), siendo el primero el basado en la percepción de que es la propia persona la que controla su vida, mientras en el segundo caso la percepción ubica las causas de lo que ocurre en territorio ajeno, es decir, atribuyendo la responsabilidad en otras personas, instituciones, el sistema…
Hace unos años hice un cuestionario a las personas a las que atendía (perceptoras de RMI), y me impactó el gran número de expresiones tipo “que me den una vivienda” o “que me den un empleo”: el locus de control mayoritario era de tipo externo. A los/las profesionales de lo social eso no nos resulta extraño. Lo curioso -que no casual- es que, si bien solemos achacar este tipo de actitudes a las personas con las que trabajamos (a quienes con frecuencia se acusa de “cronicidad”), es un fenómeno que nos afecta igualmente a los y las profesionales del Trabajo Social. En ocasiones he escuchado y leído que es fruto de cierto contagio, pero creo que esa explicación, no deja de ser… reflejo de un exceso de LCE: el balón, en campo ajeno, de nuevo. Incluso cabría la duda de quién contagia a quién ¿no?.
Las personas, al final, todas, tendemos a poner el locus de control en uno u otro lugar, pero esa localización condicionará incluso nuestra felicidad en cierto modo, ya que en el primer caso (LCI) el discurso suele centrarse en la búsqueda de soluciones, y en el segundo (LCE) en la justificación de la situación-problema y la imposibilidad para ser cambiada. En el fondo, este término da explicación (subjetiva, siempre) a cierta relación causa-efecto y supone un elemento muy potente movilizador, o des-movilizador, en uno/ mismo/a y en el entorno, pudiendo arrastrar a un grupo hacia la constitución de entornos tóxicos: al final, nadie escapa de las normas del Universo (termodinámica again, je).
La cuestión, después de todo este chorreo, es -objetivo de este post- si somos capaces de hacer un poco de autoanálisis: ¿dónde tenemos el locus de control? (como personas, como trabajadores/as sociales, como colectivo de profesionales de Servicios Sociales). Quizá eso nos ayude y ayude a las personas a las que trabajamos, estoy convencido.
Ánimo.
Nacho
Os dejo con un clásico (yo lo escuché de Tina Turner, pero no lo encuentro), The Motels , Total Control .
Hola, me parece muy interesante lo que planteas en relación que cómo profesionales, personas reflexionemos vers cual es nuestro locus de control. Por otro lado decir que a mi me ha ayudado supervisar mi práctica profesional para tener otras miradas de las situaciones que estoy atendiendo y salir de la posición de que las personas que atendemos no quieren avanzar, que la situación es crónica. Decir por otro lado que me cuesta que las familias que atendemos pasen a asumir la parte de responsabilitad que tienen, a incentivar el locus de control interno. No sé si se os ocurren maneres de hacer que podáis compartir. Gracias
Buenas, en mi opinión, el mantener a las personas en intervención individual refuerza precisamente la dependencia y el LCE del usuario . Todo lo que sea que participe en iniciativas en otros lugares, cursos, y puedas pautar tratamiento grupal, contribuye a que la persona se haga cargo de que su situación no es única, y de que la respuesta no depende tanto de ti, como de él-ella. Obviamente, los milagros… eso ya es otra cosa, las situaciones son muy difíciles, y las personas no tienen poder para cambiarlas de la noche a la mañana, pero sí creo que está en nuestra mano evitar un continuo refuerzo de esa actitud en cuanto al LCE de las personas con las que trabajamos. Un saludo
Atribución interna vs. atribución externa. Otro tema absolutamente crucial sobre el que no estamos reflexionando lo suficiente y en el que la confusión de conceptos es importante. Desde el Trabajo Social (expertos en la interacción indivíduo-entorno) deberíamos hablar de esto en más ocasiones. Saludos y gracias, Nacho.
Si. Estoy contigo. Apunto. Gracias por comentar!