La termodinámica es la parte de la física que estudia la acción mecánica del calor y las restantes formas de energía. Podríais pensar que se me ha ido la pinza escribiendo sobre ella en este blog, pero os demostraré que no es así. De hecho, creo que, quizá, la Dinámica (Newton) es al Trabajo Social de casos lo que la Termodinámica (Carnot, etc.) es a lo Comunitario.  De igual forma, la termodinámica también ofrece una explicación a las tensiones que, a veces, sufrimos los y las trabajadoras sociales. Me explicaré:

Newton creyó que con la Dinámica clásica (ver post:»la física y el trabajo social») dominaría el mundo, pero sólo se aproximó a él: la física no podía predecir el movimiento de un número elevado de cuerpos, por lo que nació la Termodinámica como respuesta a la necesidad de comprender el comportamiento a nivel macro (hasta que llego «la relatividad»). Esta evolución de la física «colectiva» entendió que era necesario estudiar el sistema en sí mismo como una entidad, no como el conjunto de millones de partículas o las complejas normas que las rigen de manera individual, de la misma manera que no puede entenderse la estructura social analizando a cada persona

Pero aterrizaré más: la termodinámica parte de un principio básico que nos toca de lleno: el equilibrio térmico “si se pone un objeto con cierta temperatura en contacto con otro a una temperatura distinta, ambos intercambian calor hasta que sus temperaturas se igualan”. Este principio explica, en cierto modo, la causa macro de las agresiones  que en algunos momentos sufrimos y el queme de quienes ejercemos cierto rol de frontera (entre la Administración y la Ciudadanía): imaginad que dos  globos (A y C, como la imagen) de diferentes presiones son unidos mediante un tubo en el cual hay una pared móvil ( o émbolo, es decir, un/a trabajador/a social, vamos).

Ambos intercambiarán presiones y moverán el émbolo hacia un lado u otro. El movimiento de este émbolo sucede porque uno de los globos transmite energía y el otro, lo hace después, hasta que se equilibra el émbolo en una posición concreta: esa liberación de energía mutua entre ambos (A y C) ocasiona fricción, calentamiento… en el émbolo (trabajador-a Social)… sí, no dejan de venirme a la cabeza todas esas situaciones en la que un/a profesional ha sufrido presiones (algunas veces, agresiones) por parte de ciudadanos/as encolerizados/as con una Administración que no responde a sus necesidades.

Así, podríamos asegurar que quienes nos encontramos en ese punto intermedio experimentamos en nuestras propias carnes el precio del equilibrio térmico, o lo que viene a ser lo mismo «la cohesión social”. Vamos, que nuestro papel se encuentra muy cerca de ser «la entropía hecha carne» (jua, me estoy viniendo arriba). Otro debate sería sobre nuestra «utilidad» en dicho intercambio, para lo que inevitablemente acabaríamos nombrando a Foucault, pero eso sí que es para llenar unos cuantos años de carrera.

No me extenderé demasiado pero sí querría tocar la primera ley de la termodinámica , que tiene un enunciado muy conocido (hablando del universo): la energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma. Entendiendo nuestra sociedad como ese universo, no me cabe ninguna duda de que una pésima política social generará otros movimientos (pobreza, exclusión, dependencia). Obviamente, al igual que la energía no puede salir de la nada, ni los recursos ni las demandas de los mismos brotan de manera espontánea: son generados dentro de un sistema comunicado. Podríamos preguntarnos sobre el origen de las demandas “masivas” (ayudas económicas, por ejemplo, que casi suponen el 50% aprox. de las que atendemos): nadie dudará que son generadas por movimientos de tipo estructural sucedidos dentro del propio sistema, que es quien las genera en una visión «macro».

Tal y como la física indica, los sistemas cerrados, en el mundo social (y menos en lo global) no existen: simple y llanamente. La globalidad se ha impuesto (hasta en Corea del Norte de una forma u otra). Por ejemplo, no es posible hablar de un cambio de modelo de Servicios Sociales en un municipio (por grande que éste sea), sin que sea necesario un cambio en Estatal o incluso  Europeo. Es necesario concebir el todo como algo más que la suma de las partes (Gestalt). No podemos aplicar “soluciones parciales”  y quedarnos tranquilos/as: el equilibrio termodinámico puede hacernos malas pasadas. Incluso es inevitable encontrar un paralelismo entre la termodinámica y la lucha de clases (y nuestro papel en ello). 

En definitiva: nada es gratis en el universo, en la sociedad, tampoco. Y, no lo olvidemos, estamos en sistemas abiertos.

Como bien me ha recordado mi padre (el físico más influyente en mi vida), recordaros que tanto la dinámica como la termodinámica se pensaron para el estudio de cuerpos inertes (menos complejos que los humanos, claro), por ello, finalizar que en ningún momento pretendo trivializar lo complejo que es nuestro trabajo, pero no deja de sorprenderme la aplicabilidad de la Física al Trabajo Social. Incluso, diré, me ha sugerido una compañera (MBel, crack), que me adentre en «los agujeros negros del Trabajo Social»… eso sí que lo dejo para otra.. madre mía, lo que está dando que hablar el bueno de Hawking. 

Ánimo

Nacho

Os dejo con Jorge Drexler, que basa esta bonita canción (con mucho mensaje) precisamente en la primera Ley de la Termodinámica : «Nada es más simple, no hay otra norma, nada se pierde, todo se transforma» (al final, la termodinámica también en el arte, je).

 

TERMODINÁMICA Y TRABAJO SOCIAL
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