La semana pasada publiqué un artículo sobre el trabajo con la comunidad desde los servicios sociales.
Sobre el contenido, versará mi próximo post. Pero el presente lo hará sobre mi experiencia reciente de aquello de ponerse a escribir «para otros».
Desde el principio. Hace un par de meses recibí un mail: desde el Equipo de estudios de Cáritas Española y Fundación FOESSA se ponían en contacto conmigo. Tenían planificado un próximo número sobre “los servicios sociales, presente y futuro”, y se habían acordado de mí 🙂 . Siempre, es un honor que se acuerden de uno: ¡gracias!.
La verdad es que no me falta el trabajo últimamente (y estas cosas se hacen en casa de manera altruista) pero lo que me conquistó fue el planteamiento: facilidad en plazos, texto y requisitos de redacción, apoyo para las tareas que requiriese, y, lo que fue más importante para mí (y cito): «no pretende ser una revista académica al uso, sino más bien una publicación enfocada a la investigación social aplicada, a la intervención y acción social «. Vamos, que, lejos de sesudos textos en los que, a veces, el mundo profesional apenas se ve reflejado (o incluso cuesta entender sin traductor en mano y menos desde el móvil -se nos olvida que es el dispositivo en el que nos leerán-), era una llamada de colega a colega… «cuéntame algo que me puede interesar, desde tu experiencia». Desde la cercanía.
No es por hacer de menos a la academia, pero creo que, precisamente, en nuestra profesión tiene un valor especial (plus) que lo hagan quienes están más en el terreno, no sólo por la eminente practicidad de la misma, sino, incluso, por el beneficio propio que supone levantar la vista. Se me entiende.
Mi primera reacción fue dudar de si tengo algo que decir. En este caso, pensé que sí (aunque eso lo juzgará quien lo lea), si bien varias de las propuestas ya estaban expuestas en este mismo blog en momentos diferentes de sus ya 11 años de andadura. Así que me puse a ello desde un boceto de estructura y el apoyo, lógicamente, en otros artículos publicados: internet es un pozo de sabiduría, la verdad, en el que encontrar aportaciones generosas de colegas.
El resultado podéis leerlo (si bien la foto no va con el tema: no la puse yo 🙁 ). En cualquier caso, os animo a escribir COMO SEA, aportando valor: en una sociedad de polarización creciente y gresca tuitera en ocasiones poco productiva, denoto cierto bajón propositivo, aunque no sé si es una percepción sólo mía.
En definitiva, quiero insistir: los y las profesionales tenemos el deber ético de aportar una base técnica en nuestra sociedad, más allá de atender, claro. Comunicar y compartir (ahora con las redes es sencillo) con esta filosofía es maravilloso: la base de la innovación y la mejora de lo que, a fin de cuentas, hacemos por, con y para la gente. Además, últimamente veo nuevos formatos en revistas profesionales con propuestas de colaboración sencillas que os invito a explorar.
Juntos, crecemos. Sin duda.
Ánimo
Nacho