Llevo un tiempo que no leo libros sobre Trabajo Social en mi tiempo libre: desde el inicio de la pandemia, y por higiene mental 🙂 , lo poco que me queda para mí lo dedico a lecturas profanas, o bien a intentar arrancar algo aceptable de mi piano.

Sin embargo, me apetecía leer los escritos por Robledillo, con quien tuve el placer de compartir una comida y unas risas hace ya unos años, y no porque se lo prometí tras dedicármelos, sino porque, realmente, tenía ganas. Así que, aunque con algunos años de retraso (más vale tarde…) me he puesto con «De gallegos, tucanes y trabajadores sociales» y «El libro negro de Filomeno». Y no me arrepiento de haber transgredido la norma de la desconexión, la verdad.

Resumiendo, tengo que decir que considero que, principalmente el tucanes, debería ser lectura obligatoria en el sector (y por favor, no busquéis un sesudo tratado sobre el objeto de los Servicios Sociales):

  • En primer lugar, para cualquier estudiante de TS: acercará vivencias profesionales (con errores y éxitos, dilemas éticos y más ¡y en lenguaje común!) con las que, ojalá, se encontrarán más adelante. Y digo ojalá no sólo porque puedan tener la suerte de poder vivir  de aquello que estudiaron, sino porque sólo quien sale del despacho, quien se implica en la vida de sus «usuarios/as» , y se remanga -como el protagonista en casa de Eudosia -,  podrá disfrutar, (sí, DISFRUTAR con mayúsculas) de la profesión.

 

  • En segundo lugar, para cualquier profesional en ejercicio. Las experiencias que se cuentan me han recordado algunas  vividas en primera persona. Uno puede pensar que los Servicios Sociales rurales pueden ser «otro mundo» respecto a los de las grandes urbes, pero no: al final, las historias familiares y personales tienen muchos denominadores comunes, cambiando escenarios.

Por otro lado, me ha hecho recordar con nostalgia tantas visitas a domicilio, encuentros en la calle y entrevistas  interesantísimas mantenidas mientras estuve en atención directa (por suerte la de la sanguijuela en los genitales, no, jaja, -ahí tuve que hacer un break-). Sigo echándolo de menos aunque también disfruto con mis tareas (directivas) actuales. No obstante, leer a Robledillo ha sido una toma de tierra, nuevamente, con tantas cosas vividas y con la esencia de la profesión y de los Servicios Sociales.

Además. después de la temporada que llevamos, creo que es necesario ir retomando aspectos que, con tanta tele-atención (parece mentira que lo diga yo) y sin visitas ni grupos, hemos dejado apartadas y son necesarias para generar el vínculo profesional que se precisa para el acompañamiento social.  Ello permitirá no sólo hacer un buen trabajo con la gente, sino DISFRUTAR de nuestro trabajo.

Por último, quiero felicitar al compañero por acercar los Servicios Sociales al público ajeno. De hecho, se lo he pasado a algunos familiares, y, a través de las anécdotas, hemos tenido conversaciones sobre aquello del «objeto» de los Servicios Sociales de lo más interesantes este verano.

En definitiva, un buen ejercicio de difusión -ágil y divertida- de un conjunto de vivencias que puede servir para la reflexión, para la nostalgia, e incluso para echarse unas risas (que falta nos hace, también). Recomendable. Gracias, Alejandro.

Ánimo.

Nacho

LECTURAS VERANIEGAS… CON ROBLEDILLO

Un pensamiento en “LECTURAS VERANIEGAS… CON ROBLEDILLO

  • 17/08/2021 a las 11:30
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    Lo desconocía y ya me has despertado el interés!
    A por ellos voy!
    Buen verano aun!

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