Los Servicios Sociales se encuentran en un momento crucial. Y el Trabajo Social, por extensión, también, dado que es una disciplina ejercida en muchos sectores pero principalmente atada de manera directa, indirecta o colateral  a los servicios sociales públicos. Desde esta óptica, defiendo que la profesión se encuentra, también, en un punto trascendental de cambio.

Imagen de https://www.magisnet.com

Podría decir que este cambio se debe a la reflexión profesional, pero no lo creo.

Tristemente, considero que vamos a rebufo: conceptualmente, de los cambios normativos (nuevas leyes de Servicios Sociales, IMV, LAPAD, etc.) pero metodológicamente, de la revolución tecnológica. Y es que, nuestra profesión, igual que la sociedad, está cambiando (nos guste o no) al ritmo marcado por las herramientas fruto de la transformación digital que nos atraviesa.

La sociedad postpandémica ha puesto en evidencia que no podemos seguir retrasando la multicanalidad en la atención, la consulta/acceso remoto o la interoperatividad o el uso eficiente y analítico de los datos. Hace años había grandes resistencias en el sector, debates que espero hoy sonrojen, al menos, a quienes los mantenían y hoy optan por ejercer en teletrabajo. Errare humanum est. El caso es que el cambio ha venido por la vía de los hechos.

Ya nadie duda del alcance del big data y la inteligencia artificial, el poder predictivo de los algoritmos (para bien o para mal),o, por descender más, los beneficios de atender en remoto, pedir cita / informar por internet o trabajar en la nube: la transformación digital es inexorable (por no hablar del impulso de los fondos NG).

Ello obliga a un posicionamiento o, cuanto menos, a la reflexión y debate.

Podemos enrocarnos, sentir miedo y vivir el momento como una amenaza, incluso aferrarnos al realismo ingenuo y renunciar al carácter científico de nuestra profesión (ojo a la segunda parte del latinajo: “sed perseverare diabolicum”): pero sólo valdrá para aproximarnos a la irrelevancia social.

O podemos afrontar con habilidad la oportunidad que supondrá una tecnología que complemente y de rigor a nuestro trabajo, colaborar en que sirva a los fines del bienestar y asumir el reto de poner en valor la aportación humana y epistemológica.

El Trabajo Social lleva siglos defendiendo su carácter científico. Y en los próximos años deberá ejercerse de la mano de herramientas tecnológicas: no me cabe en la cabeza qué tipo de disciplina puede ser esa que se siente amenazada por la tecnología o el procesamiento inteligente de los datos que nacen de la propia práctica. Sólo una que dude de ser considerada como ciencia social o decida quemarse a lo bonzo. No creo que sea nuestro caso.

Por eso, considero que el debate sobre las herramientas en el Trabajo Social no es menor: sabemos que la práctica y su sistematización define la propia disciplina. Es momento de cambio en una profesión que se define como “agente de cambio” pero que, en ocasiones, peca de lo contrario. Espero no sea así y aprovechemos para reforzar la función social que tenemos reconocida con ayuda de todas las herramientas que estén a nuestro alcance.

Trataremos estos (y más) temas en el Congreso de Trabajo Social de Madrid el mes que viene: os invito a participar.

Ánimo

Nacho

¿QUÉ HERRAMIENTAS PARA QUÉ TRABAJO SOCIAL?
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2 thoughts on “¿QUÉ HERRAMIENTAS PARA QUÉ TRABAJO SOCIAL?

  • 21/05/2023 a las 16:42
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    Hola Nacho,

    Como siempre una gran reflexión y un gran aprendizaje tu nueva entrada.

    Como amante de la profesión del trabajo social desde lo puramente humano y las relaciones sociales, y como amante de los nuevos sistemas y programas informáticos en beneficio de las personas, las familias, y la sociedad en su conjunto. Creo que todo es posible y factible.

    Si bien, creo que también se podria volver a abrir el debate del teletrabajo, como una opción más, haciéndola más extensible y enriquecedora.

    Así que…de nuevo. Muchas gracias por todas tus aportaciones y enseñanzas

    Un abrazo

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    • 21/05/2023 a las 21:01
      Enlace permanente

      Buenas tardes, el teletrabajo sin duda es una modalidad de desempeño que es posible y beneficioso para el profesional. Pero aún está por demostrar si lo es para el ciudadano (en los pocos informes que he leído al respecto, no es así), por lo que considero , en mi opinión, que antes de extenderlo o abrir el debate, debemos establecer mecanismos de monitorización y garantía de mejora en la atención, porque el bienestar de la persona (ciudadanía) /mejora del servicio, es lo principal. Gracias por leerme y comentar.

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